Voy a tocar en el piano de tus costillas, sin hacerte cosquillas, mi mejor pieza.
miércoles, 28 de agosto de 2013
MIENTRAS USTED DUERME.
Una tarde decidí no dormir por observarle mientras él se echaba una placentera siesta en mi cama. Y eso, es mil veces más bonito que cualquier sueño que os podáis imaginar. Antes de dormirse se asegura de que esté dormida yo primero, siempre ha sido así, pero esta vez no, estaba tan cansado…. Justo cuando se está quedando dormido me abraza, pero no es solo eso.
Su sueño tiene varias fases, y yo soy capaz de introducirme en su cabeza y saber lo que piensa en cada momento.
La primera fase es cuando comienza a respirar algo más fuerte de lo normal, es un simple gesto que tenemos los humanos de expresar que estamos tranquilos mientras dormimos.
En la segunda fase, se termina esa tranquilidad, no creáis que dura mucho, no en él. Entonces es en este momento cuando se enfada, no sabría decir si es que está realmente enfadado o simplemente es que me acabo de separar de sus brazos. Lo hice para ver si, separándome de él, se despertaba. Pero lo único que conseguí es que me agarrara más y se volviera a dormir.
La tercera fase, es cuando se da la vuelta, sí, duerme boca abajo, algo imposible en mi y supongo que en el resto de las personas. Aún así, pone su brazo encima mio, me agarra como sea. Y no se mueve, me imagino que si estás boca abajo es bastante difícil respirar. Pero no se asusten, de vez en cuando hace algún “ruidito” con la boca, así como para llamar mi atención y que no me separe de él. Además, tiene espasmos puntuales, para avisar a su cuerpo de que sigue vivo, y levanta su pierna izquierda, como si fuera a dar una patada a alguien.
Pero después de todo esto, de estar descansando a su lado sin dormir, creo que lo mejor de todo es la última fase, la cuarta. Ha dormido ya lo suficiente -no, miento, nunca es lo suficiente, podría pasarse hasta tres días dormido.- pero es después de dos horas cuando ya se va despertando, es un proceso lento, muy lento. Él aún permanecía boca abajo, y como veía que se movía más de la cuenta, aproveché para darle mimitos e irle despertando. Estaba despierto, sí, pero no abrió los ojos en ningún momento. Conocía esa sonrisa, y le abracé, era lo que quería. Y… Tendrían que conocerle a él para saber cómo sigue.
Buena suerte, y dulces sueños.
(María G. Carbajosa)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario